Entre las innumerables cualidades
y/o virtudes que me adornan, destacan dos sobremanera, belleza e inteligencia (con
dos cojones). A la primera (dada mi modestia, que con prístina claridad dejan entrever estas líneas
primeras) no la tengo en consideración…a la otra sin embargo le
profeso desprecio, si pues esta, de la que hoy e de hablar, es enemiga
irreconciliable de la felicidad, sin peros, rotundamente, lo afirmo sin miedo,
y aunque para algún alma cándida pueda considerarse ofensa, felicidad e
inteligencia son proporcional e irremediablemente inversas, y no, no es un
brindis al sol revestido tan solo como consideración, sino que a todos los
efectos , lo promulgo cual decreto.
Porque? Porque, el
embelesamiento melifluo, el poder de abstracción que sin quererlo, sobre algunos
pueda ejercer por ejemplo, una mosca en vuelo, sin ir mas lejos, la intrínseca segregación
salivar que el hecho, puede provocar en dichos sujetos, fácilmente y sin pudor puede
vincularse a la felicidad, cuando no es otra cosa en realidad, que evidencia de
frontera intelectual, la barrera última antes de alcanzar el estatus de que se ha dado toda la vida en llamar, (aún
pecando de políticamente incorrecto) ser subnormal.
jajajajajaja...
ResponderEliminarDe todas formas mejor subnormal y feliz que inteligente y crujido.
Jajajajaja...
Lo que me sorprende que no haya comentado nadie. Quizá sea una entrada muy borde, mejor mordaz...jajajajaja
;-)
de borde nada...real como la vida misma...la inteligencia no es más que una tara a la hora de vivir tranquilo...como vas a ser feliz con tantas ambiciones?? seamos subnormales, por mal sonante que sea...
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