Ven contigo…
No lo oyes?...
Sigue llamando...
Abre…
Abre…
Lo sabes…
Eres tú…
Déjate pasar…
Háblate…
Escúchate...
Tienes mil cosas que contarte…
Mírate a los ojos…
Tiéndete la mano...
Ríe, llora, grita…
Quizá todavía…
Puede que aún…
Tal vez…
Puedas perdonarte…
Llamas a la puerta, y te abre tu propio reflejo. Sabemos dónde está nuestra puerta, sabemos llegar hasta ella, pero cuando estamos frente a frente... no somos capaces de darle unos toquecitos con los nudillos, y volvemos cabizbajos al olvido de nuestro yo. De esta forma, no nos enfrentamos a lo que tememos.
ResponderEliminarUn abrazote
Bufff, me acaba de dar un escalofrío... cuando habla esa vocecita q tenemos dentro... temo!
ResponderEliminarMuaks
Cuéntame todo lo que pensé, hay mucho, demasiado, y sin enterarme se me pasó. Quizá a veces haga falta un rato a solas, contigo mismo.
ResponderEliminarven y sienteate cerca, que tus ojos me cuentan, que te han visto llorar..
ResponderEliminarque duro puede ser a veces enfrentarnos a nosotros mismos... pero sin duda un acto necesario...
ResponderEliminarA veces es necesario encontrarnos con nosotros mismos y lavar el alma bajo la lluvia..
ResponderEliminarUn abrazo amigo
cruel e impresionante, esta genial.
ResponderEliminarsiempre hace falta un momento de introspeccion y reencuentro. nada mas duro y bello.
ResponderEliminarporcierto que la pista que tienes queda perfecto con esta entrada.
amo meter mano en tu casa :)
Los relatos en segunda persona suelen ser arriesgados, porque no todos saben manejarlos correctamente.
ResponderEliminarMe complace apreciar que tu talento también llega ahí, y que tu blog permite que más de uno conozca tu obra.
Saludos desde México.
Que maravillosa manera de reencontrarse con uno mismo, de retomar la conversación pendiente con los instintos mas complejos, de convocar a las ilusiones mientras nos tomamos un café, de sobornar a las dificultades para que nos crean mas fuertes,.
ResponderEliminarGran modo de ahondar en ese interior que exteriorizar nos cuesta tanto, hace un tiempo golpeó a mi puerta mi vida misma, me enfrentó viéndome a la cara, me sorprendió habiendo llorado mucho y me cobijó con el silencio presente sin precedente que hasta el día de hoy me hace ser quién soy.
Te agradezco la invitación pero prefiero que seas tu el que hable, el que me cuente, el que me diga lo que le hace moverse y lo que le deja parado.
ResponderEliminarQuiero que seas tu el que abra puertas o las deje cerradas, el que llame, el que espere con la cabeza apoyada en el quicio, el que grite o se quede callado mientras suene un Cello.
Yo ya me conozco y no espero mi perdón, ya estoy perdonada.
Ufff tu me contagias...
Jeanne
A veces es tan dificil poder perdonarse a si mismo. Yo la verdad sea dicha, voy a abrir la puerta.
ResponderEliminarSaludos blasianos.
Lo mejor para ti, en este nuevo mes.
aaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminaresa vocesita dentro, me carcome el cerebro...
Pero hay que saber enfrentarse a uno mismo antes de enfrentarse a los demás... Y es algo bastante complicado, digamos....
SI, CREEME QUE VI IT.
(Así quedé también...) y era chiquiiiiita como para saber que era una película, así que el trauma, multiplicálo ;)
Un beso, y seguí escribiendo así!
=)
Y siempre se puede abrir esa puerta, sobre todo la del perdón interno que se hace tantas veces necesario.
ResponderEliminarUn abrazo
Ojala fuera tan fácil como escribirlo...
ResponderEliminarYo siempre abro tú puerta y te escucho, otra cosa será que me lo aplique o no. Pero es un verdadero orgullo haberte encontrado en este mar donde los peces son muchos y pocos los peces selectos. Un placer como siempre.
ResponderEliminarQué bien narrado está. Uff... perdonarse a uno mismo es difícil, y detenerse a hablar con uno mismo es (por lo menos para mí) muy bueno, todos necesitamos estar de vez en cuando solos. Un saludo. =)
ResponderEliminarOdio "cagarla", pero no tengo nada que perdonarme.
ResponderEliminar¿Está sonando música en tu blog, o es mi imaginación?
Siempre lo digo, debería hacerme más caso pero me cuesta tanto, tanto.
ResponderEliminarSiempre, siempre, siempre puedes perdonar y perdonarte. Me sigues conmoviendo Delgaducho. Espero que estes mejor.
ResponderEliminarMuchos besos.
me he cambiado de blog, flaco... soy mariona.
ResponderEliminarbesos
La conciencia, ay, la conciencia, la razón, la cabeza, el sentido común, tu yo interior, tantas palabras para algo tan sencillo y tan complejo a la vez.
ResponderEliminarYo es que hablo poco con ella, o quizá demasiado, pero no le hago caso, me dejo llevar por algo que late un poco más abajo y a la izquierda...
Así me va...
saludos
Eso es como si no te quieres no esperes que te quieran. Pero al revés. Nadie debe perdonarnos, sólo nosotros. Que somos quienes conocemos si tenemos que perdonarnos algo.
ResponderEliminarYo no quiero el perdón de nadie más, sólo el mío.
- Delgaducho, te he enlazado en el nuevo blog. Si quieres haz lo mismo pero elimina por favor palabra en cierne que ocultaré en breve-
Un beso.
Excelente poema. Muy bien manejado el personaje o sujeto.
ResponderEliminarTe felicito.
Un placer leerte.
Saludos.
Hace falta decir o agregar algo más a semejante texto? No lo creo.
ResponderEliminarPerfecto!
No me rayes.
ResponderEliminarme encanta!!
ResponderEliminarA veces nuestro alter ego deberia llamarnos asi para q nos hicierams mas caso a nosotros mismos. Mucha razon llevas. Muchas gracias por tus comentarios en mi blog, un abrazo y animo con el jueves!
ResponderEliminarVen contigo... voy conmigo...me encantó flaco!!! que grande!!! Te expresas tan bien... soy fan!mua!!!!
ResponderEliminar